La basílica de Nuestra del Rosario
El actual templo, conocido también como Santo Domingo, se caracteriza por el culto a la Virgen de Rosario y a los santos y santas de la Orden de Predicadores, de lo que son un signo el mosaico que preside la nave principal y las imágenes de los altares laterales.
La construcción del templo comenzó en 1751, bajo la dirección del arquitecto Antonio Masella, y fue concluida por Manuel Alvarez de Rocha. La consagración tuvo lugar el 19 de octubre de 1783. La torre oeste fue añadida en 1856. El templo conserva sus líneas originales: una planta de tres naves y capillas laterales de poca profundidad.
El Papa Pío X lo elevó a la categoría de Basílica Menor el 23 de agosto de 1909. La austeridad propia del siglo XVIII se vio modificada por la rica ornamentación que recibió en el siglo XX, de la que aún se conserva gran parte, ya que el incendio del 16 de junio de 1955, destruyó, entre otros muchos elementos, el retablo del altar mayor, la capilla de San Vicente Ferrer, y los misterios del Rosario, en mosaicos venecianos, que adornan la bóveda de la nave central.
El templo fue restaurado a partir de 1961, sobre todo en el espacio ocupado por el presbiterio, teniéndose en cuenta las orientaciones litúrgicas emanadas del Concilio Vaticano II.