Fray Gonzalo Costa OP

Datos biográficos

 

El terremoto de 1944

El 15 de enero del año 1944 a las 20:53 horas y por espacio de 18 segundos (Diario Tribuna, Año XIII. San Juan,  lunes 10 de abril de 1944), un terremoto sacudió a la provincia de San Juan, dejando un saldo nunca confirmado de mas de 10.000 muertos, y la destrucción de mas del 80% de su edificación, en su mayoría de adobe. En algunas zonas de la capital mas cercanas al epicentro, como es el caso de la localidad de Concepción, la “destrucción fue total”.

El sismo tuvo una intensidad de 7,8º en la Escala de Richter (el cual mide la energía liberada) y magnitud de 9º en la Escala Mercalli (que registra los daños producidos).

Si bien el de mayor intensidad registrado en nuestro país fue el de San Juan del año 1894 según el I.N.D.E.C. (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), este es el que mayor destrucción material y cantidad de víctimas causó en la historia de la República Argentina.

La obra de rescate de los restos mortales y su posterior cremación, duró poco tiempo. Como ya hemos aclarado precedentemente, el temor aceleró las cosas.

Las acciones encaradas para tal fin fueron realizadas con la seriedad del caso. En unos pocos días, insistimos, los restos mortales especialmente en la ciudad cubiertos por los escombros, se retiraron para dar lugar a las acciones siguientes.

En muy pocos casos, y a pesar de los esfuerzos, las fuentes trabajadas hasta abril, nos hablan de aparición de cadáveres en la remoción de escombros.

Esta cremación, como dijimos, necesaria por la salud de los sobrevivientes, generó en la población la consiguiente angustia, por el hecho de ni siquiera poder velar los restos mortales de familiares y conocidos que perdieron su vida. Tragedia inconmensurable, colmada al extremo, al tener que sumarle la destrucción de sus bienes materiales y los de la ciudad toda en la que estaban arraigados.

Frente a esta situación, a este panorama incomprensible, será un hijo de Santo Domingo, el que se preocupará cristianamente por el descanso de los muertos y el consuelo de los deudos.

Se debe a fray Gonzalo Costa, la idea e iniciativa de rendirle perpetua y cristiana memoria a los muertos por el terremoto. Recoger sus cenizas y resguardarlas, velar sus restos perpetuamente para la memoria de las futuras generaciones:

Este dominico estuvo al frente de la iniciativa, y peticionó ante las autoridades civiles y eclesiásticas para que tal acción se cumpliera, encontrando la aprobación absoluta a tan feliz propuesta.

Fr. Gonzalo Costa OP - copia

Fray Gonzalo Costa había nacido en Buenos Aires, el 16 de marzo de 1877 y profesado en la Orden de Santo Domingo el 3 de septiembre de 1894. El 7 de mayo de 1900 (a los 23 años) oficiaba su primera misa en la Basílica del Santísimo Rosario. 

Fue definidor en el Capítulo General celebrado en Coria, España; Rector el Colegio Lacordaire de Buenos Aires durante 12 años. Estuvo en San Juan en 1905, y luego fue Prior del Convento de esta ciudad en el período 1912–1914 y luego desde 1937 hasta su muerte, por especial dispensa del Sumo Pontífice para continuar en la dirección del convento por más de tres períodos consecutivos. En virtud de sus dotes oratorias verdaderamente notables, fue designado Predicador General.

Su personalidad destacó con relieves singulares poniendo su profunda humanidad con el terremoto del 15 de enero de 1944. En la oscuridad de aquella noche terrible, sin darse un minuto de reposo, abriéndose paso entre los escombros, llegando a los barrios mas apartados, se multiplicó para llevar los auxilios de la religión de los moribundos, asistir a los heridos, confesar y dar la absolución y reconfortar a los que sufrían con su temple viril y su fortaleza de sacerdote.

Su conducta y ejemplo trascendieron entonces a todas las clases sociales, al pueblo entero de San Juan, de tal manera que para nadie su figura era desconocida y por todos era respetada y amada. Por su humildad y sencillez rehuía todo boato y tal vez mucha gente nunca lo trató pero el pueblo sabía que él era el fraile dominico que recogió las cenizas de los muertos en el terremoto y que supo cumplir con su deber en la noche trágica. 

Falleció el 12 de agosto de 1954, a la edad de 78 años, en la ciudad de Buenos Aires, adonde había viajado para aliviar su salud quebrantada.

Arnaldo Ulises Varas

Pasado el momento del terremoto Fray Costa dedicará su esfuerzo en acelerar la voluntad de las autoridades nacionales para que San Juan vuelva a levantarse: “… también fue un apremiante propulsor de la reconstrucción y cuando las cosas comenzaban a dilatarse por la pesadez de la burocracia, bajó muchas veces a Buenos Aires y golpeó las puertas de los ministerios para hacer escuchar su voz» (VARAS, 1984:128). Y resalta un detalle que le ha quedado marcado: “Favoreció en gran medida a los pobres y donó los ladrillos del viejo templo derrumbado a los más necesitados para que pudieran levantar las primeras paredes”.

Contando con la autorización del Interventor Federal Interino, Dr. Roberto Videla Zapata, se fijó como fecha el día miércoles 5 de abril para realizar el acto de recolección de las cenizas de las víctimas del cementerio municipal, y el consiguiente traslado de las mismas a la Iglesia de Santo Domingo para ser colocadas allí, en una ceremonia religiosa pública.

 

Traslado de los restos al Convento

El día 5 de abril se realizó el acto correspondiente. El mismo se inició en el Cementerio Municipal de la Ciudad de San Juan, en donde el Intendente Municipal Víctor Pochat y Fray  Gonzalo Costa procedieron a extraer de las cenizas acumuladas una pequeña porción, que fue depositada en una urna y de ahí colocada en una carroza fúnebre.

Para constatar el acto se estuvieron presentes, el Interventor Federal Interino Dr. Roberto Videla Zapata,  y algunos Ministros quienes verificaron el contenido de la urna con el escribano público Rogelio Oro.

La urna fue trasladada a la carroza por el Interventor Federal,  el Ministro de Obras Publicas Ingeniero Romeo Gaddi, el Intendente Municipal Víctor Pochat y Fray Gonzalo Costa.

La carroza con el consiguiente cortejo fúnebre, se trasladó a pie desde el cementerio a la iglesia del Convento de Santo Domingo, recorriendo una distancia  aproximada a los 1.300 mts.

En la iglesia los esperaban las autoridades eclesiásticas encabezadas por el Arzobispo Monseñor Audino Rodríguez y Olmos.

La Santa Misa fue oficiada por el Presbítero Alejandro Blanco, en el atrio de la Iglesia y luego el Obispo hizo referencia a la feliz iniciativa de Fray Costa y predicó sobre la resurrección de los muertos en el día del juicio.

Posteriormente el escribano Oro leyó el Decreto por el cual el Interventor se hacía cargo de las cenizas de los difuntos del terremoto y la entregaba a la custodia de  Fray Gonzalo Costa en su carácter de Prior del Convento de Santo Domingo.

Se rezó un responso y culminada la ceremonia se dio paso a la gente, que en número importante participó de la ceremonia, viviéndose escenas conmovedoras.

La urna y carroza donde se colocaron los restos y posteriormente se trasladaron hasta el sitio definitivo, fue donación del Señor José González Amaya, propietario de la Empresa de Pompas Fúnebres San José S.R. Ltda. En la actualidad esa empresa sigue existiendo y brindando servicios como otrora, aunque hace pocos años falleció su titular y su esposa.

El atrio de la Iglesia de Santo Domingo sirvió para la ceremonia en cuestión. No se realizó en el interior por razones de prudencia, debido a que tuvo importantes daños con motivo del terremoto, y si bien las opiniones divergen sobre si pudo salvarse, fue demolida definitivamente.

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Los restos de fray Gonzalo Costa son llevados a San Juan

El afecto duradero de San Juan por su fraile no podía quedar en el olvido. Por ello, en enero de 1998, sus restos cremados fueron traídos a San Juan por una comisión ad hoc.

Sus cenizas fueron depositadas en una urna, donada por la viuda de José González Amaya aquel que donó la urna para los muertos en 1944, la Señora. Mary de González Amaya  y colocada en el interior del templo de Santo Domingo, donde descansa en feliz memoria, aquél que hizo posible el rescate y eterna memoria de los que perecieron en aquel luctuoso acontecimiento.

Como no podía ser de otra manera, los frailes colocaron la urna con las cenizas de los muertos del terremoto de 1944, muy, muy cerca de las del Padre Costa, al pie del sagrario.

Fundamental es decir además, que la orden de Santo Domingo de San Juan, ha cumplido con fidelidad la misión de custodia de los restos de los que perecieron como consecuencia del terremoto del 15 de enero de 1944.

Ininterrumpidamente, los 15 de enero se celebra la Misa en honor a los difuntos del terremoto, al que asisten las autoridades de la provincia y numeroso público.

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Fuente: VERA, Claudio. “Los Dominicos en San Juan y la custodia de las cenizas de los muertos por el terremoto de 1944”, en III Jornadas de historia de la Orden Dominica. Tucumán, junio de 2007. 

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