Domingo XXVI

Domingo XXVI

Liturgia de la Palabra

¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor!

Lectura del libro de los Números     11, 16-17a.24-29

    El Señor dijo a Moisés:
    «Reúneme a setenta de los ancianos de Israel -deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo- llévalos a la Carpa del Encuentro y que permanezcan allí contigo. Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos».
    Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa.
    Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron a hacerlo.
    Dos hombres -uno llamado Eldad y el otro Medad- se habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en éxtasis.
    Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento».
    Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino diciendo: «Moisés, señor mío, no se lo permitas».
    Pero Moisés le respondió: «¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque Él les infunde su espíritu!»
 
Palabra de Dios.
 
 
SALMO
     Sal 18, 8. 10. 12-14

R.
 Los preceptos del Señor alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple. R.
 
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos. R.
 
También a mí me instruyen:
observarlos es muy provechoso.
Pero ¿quién advierte sus propios errores?
Purifícame de las faltas ocultas. R.
 
Presérvame, además, del orgullo,
para que no me domine:
entonces seré irreprochable
y me veré libre de ese gran pecado. R.

 

Las riquezas de ustedes se han echado a perder

Lectura de la carta de Santiago     5, 1-6

    Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego.
    ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo.
    Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al Justo, sin que él les opusiera resistencia.
 
Palabra de Dios.
 
 
ALELUIA     Cf. Jn 17, 17ba

Aleluia.
Tu palabra, Señor, es verdad;
conságranos en la verdad.
Aleluia.

 
EVANGELIO

El que no está contra nosotros está con nosotros. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     9, 38-43. 45. 47-48
 
    Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros».
    Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
    Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
    Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
    Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno.
    Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
 
Palabra del Señor.

Predicación

Marcos prosigue su descripción de la falta de entendimiento (y de fe) de los discípulos y de la respectiva enseñanza con la que Jesús quiere hacerlos madurar. En una primera impresión se advierte una evocación del relato bíblico en el que Moisés corrige los celos de su discípulo Josué en el desierto.

Pero hay más, si tenemos en cuenta los episodios anteriormente narrados. Los discípulos que pretenden prohibir un exorcismo en nombre de Jesús son los mismos que «no han podido hacerlo» personalmente a causa de su falta de fe (cf. Mc 9,18-19.28).

El motivo que invoca Juan constituye una desubicación de los discípulos en su propio rol: «porque no nos seguía a nosotros».

Ellos no son los maestros, sino sólo los enviados («apóstoles») del Maestro. No sólo se afirman a sí mismos, sino que, además, desvían la atención respecto de aquel a quien se debe seguir: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mc 8,34).

La lógica de los discípulos, lamentablemente, demuestra no ser muy diferente de la de los fariseos, que planteaban un conflicto sobre la autoridad. Jesús no responde reprochando celos a los discípulos, sino corrigiendo los esquemas de conducta: Relativiza el esquema: con nosotros – sin nosotros. Pone la alternativa: con nosotros – contra nosotros.

Jesús valora, como Moisés, todo lo bueno que se haga más allá del grupo de pertenencia. Suma e integra. Que todo un pueblo profetice es mucho mejor que si lo hacen sólo 70 personas. Si alguien ajeno al grupo exorciza a los demonios que los discípulos no son capaces de expulsar, eso es mucho mejor que si las personas siguen poseídas. No hacen nada en contra de lo que ellos hacen, aunque lo hacen sin ellos.

También hoy muchos hacen obras buenas, que contribuyen a consolidar el Reino de Dios. Lo mismo que queremos hacer nosotros, aunque lo hagan sin nosotros. 

En nuestro lenguaje habitual un escándalo es algo que impresiona negativamente, produciendo una reacción de rechazo y desaprobación. O también, como sucede en ambientes dedicados al chisme y a la curiosidad, es algo que llama mucho la atención. El sentido original del griego «skándalon» es el de una trampa que atrapa o hace caer. Metafóricamente la biblia lo usa con varios sentidos.

El Evangelio utilizaba las imágenes del tropiezo para referir la falta de perseverancia en la fe de los que habían acogido la Palabra de Dios, la dificultad de creer por parte de los paisanos de Jesús, y la huida temerosa de los discípulos en el momento de la pasión. El resto de las veces que Marcos usa el verbo escandalizar es en el relato que estamos leyendo (4 veces en 6 versículos). Es una advertencia dirigida a sus discípulos, en atención a los «pequeños que creen» (Mc 9,42). Algunas acciones, pensamientos o sentimientos pueden hacer que la fe frágil de las personas desaparezca. La situación es considerada tan grave que se usa una imagen brutal para expresar el castigo reservado en el futuro juicio de Dios.

La metáfora de la mutilación, como expresión de lo que hay que ser capaz de renunciar, es una imagen igualmente impresionante. Pero no sólo se puede entender de los esfuerzos ascéticos para evitar malas acciones (reprimir impulsos o controlar los sentidos). También de los padecimientos afrontados para mantenerse fieles cuando se lo quiere forzar a hacer el mal. Es muy elocuente en este sentido el testimonio de los mártires:

«Por don del Cielo poseo estos miembros, por sus leyes los desdeño y de El espero recibirlos de nuevo» (2 Mac 7,11).

Acaban de usarse las imágenes de juicio más severas que encontramos en la Biblia. El Evangelio, la Buena Noticia de la misericordia de Dios para los pobres y los pecadores, no las ha dejado de lado. Al contrario, las saca a relucir para advertir a quienes pueden manipular la fragilidad de esos pequeños que han creído, y que pueden perder la fe por el mal trato recibido o por el mal ejemplo contemplado.

Fray Domingo Cocenza OP
Buenos Aires

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