Quinto modo de orar
Algunas veces se ponía delante del altar, en pie, erguido con las manos delante del pecho a modo de libro abierto.
Textos bíblicos
Sal 106, 30; 122, 2 | Lc 4, 16
Reflexión
Pareciera que ponerse en pie, hoy más que nunca se hace más difícil, el cuerpo pesa de angustias, dolores, cansancios, incertidumbres; parece más complejo mantenerse en pie cuando el mundo entero sufre por la fatiga a causa de la enfermedad. Pareciera que es imposible levantar las manos frente al altar y soltar todo aquello que nos ha asegurado la vida, que nos mantenía firmes en la conciencia de que todo lo podemos y de que todo lo tenemos.
Mirar a Domingo de pie frente a Dios, con las manos delante del pecho, en un silencio abrazador, nos vuelve a recordar que nuestra vida se sostiene en la esperanza de que creemos en Quien le ganó a la muerte, de que a pesar de todo lo que traemos, es posible mantenernos de pie, soltar las ataduras y disponer nuestro ser en completa apertura ante los ojos de Aquel que nos ama profundamente.
A ejemplo de Fray Domingo, podemos abrir las manos a modo de libro abierto y dejarnos leer desde las profundidades más ondas de lo que somos, para que sea Dios quien abrace todo lo que hoy queremos dejarle ver, todo lo que queremos que Él lea de nuestra vida, nuestras preocupaciones, nuestras lágrimas y nuestras verdaderas alegrías y esperanzas. Domingo, a pesar de todo lo que sucedía en su entorno, confiaba plenamente en el Dios que camina con su pueblo, y en silencio, puesto de pie con las manos abiertas ante el pecho, se liberaba de toda desconfianza y era capaz de dejar todo en las manos de Dios.
Oración
Señor, regálanos lo que necesitamos en este momento de la historia, para mantenernos de pie ante ti y ante nuestros hermanos, confiados en que contigo todo lo podemos y que contigo nada nos faltará, te lo pedimos por intercesión de Nuestro Padre Santo Domingo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Hna. Nilda Miranda OP
Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación | Chile