Beato Pedro González Telmo

Breve historia

Pedro nace en Frómista (Palencia), a finales del s. XII. Era ya deán de la catedral de Palencia cuando —según se cuenta— caminando un día en rico alazán por la ciudad, tuvo una caída ante el regocijo de los que lo vieron. Confundido en su arrogancia, cambia radicalmente de orientación y renunciando a las vanidades en que vivía, pide en el convento de Palencia el habito de la Orden. Tuvo un gran “espíritu de fe y de oración y de celo apostólico. (Vidas de bs frailes, V, 9, 2) Fue consejero del rey Fernando III el Santo y se dedicó en su misión apostólica a ayudar a los necesitados y de un modo muy especial en Galicia y Portugal a la atención de los marineros. La gran devoción a él de los marineros, con el nombre de «San Telmo», se debe a que una tormenta se calmó a la invocación de su nombre. Murió en Tuy (Pontevedra) el 14 de abril de 1246 y su cuerpo se venera en capilla especial en su catedral. Su culto inmemorial fue confirmado por Benedicto XIV el 13 de diciembre e 1741.

 

Liturgia de las Horas

 

Del Común de pastores o santos consagrados a la misericordia.

Oficio de lectura 

Segunda lectura

De la Carta circular del MO beato Juan de Vercelli

(Cap. gen. 1273, MOPH 5, Romae 1900, pp. 91-92)

La misión del predicador

Meditad sobre el mismo nombre que saludable. mente se os ha puesto: Predicadores, para que, fundándonos ya en un nombre tan digno de alabanza, nos acomodemos a lo que ese nombre significa. Debemos absolutamente ser testigos de la verdad, haciendo de mensajeros de Cristo, de modo que nuestro testimonio sea excepcionalmente auténtico, de forma que no se nos pueda reprochar por qué y con qué derecho, siendo indignos de la misión que se nos confió, osamos presentarnos como testigos de Dios con nuestra palabra.

Por tanto, debemos dedicarnos con solicitud al estudio de la Palabra de Dios, como nos piden las constituciones de nuestra Orden, y el amor al estudio cada día debe renacer en nuestro corazón con mayor entusiasmo. Debemos asimilar siempre con mayor esfuerzo el contenido de nuestras lecturas, de modo que nos vayan formando con profundidad en nuestro modo de vida para que así, aun viviendo en un mundo lleno de oscuridad, podamos iluminar con la luz dé nuestra propia vida.

Debemos estar preparados a dar justificación dé muestra fe y nuestra esperanza que Dios ha infundido en nosotros y sin nosotros, a cuantos están buscando y nos piden esta respuesta (1Pe 3, 15). Debemos estar dispuestos en este campo para enseñar a los ignorantes, devolver al buen camino a los descarriados, promover la paz, corregir a los que viven insensibles en el pecado y consolar a los que sufren, actuando con todos todo lo que cada día se exige a los predicadores de la verdad.

Se debe también tener una obediencia generosa, mando como modelo de ella a Cristo, ante lo que él nos ha prometido, pues Cristo quiso en todo cumplir no su propia voluntad sino la del Padre. (Lc 22, 42) Viviendo nosotros así, el enemigo no encontrara nada en nosotros, pues quien no tiene nada como propio ni interior ni exteriormente y es hijo de la verdadera obediencia, que no actita con decisiones personales, éste no se verá privado del premio prometido a la hora de la definitiva retribución.

Para obtener cosas tan necesarias debemos ayudamos con una oración fiel, humilde y devota; fervorosa en su asiduidad y perfumada con la pureza de una recta intención.

Haciendo esto ocuparemos el tiempo con utilidad y tendrán verdadero alimento las aspiraciones de nuestro corazón. Sobre todo, actuando así, el Redentor estar presente en los que hablan de él. Solo así desaparecerán las frivolidades, se dejara de lado una vida disipada y de este modo será edificado el prójimo. Por ultimo, así se obtendrán siempre mejores resultados y Dios será alabado.

Responsorio                         Cf. 1 Tm 4, 2; Hch 26, 20
R. Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta * Con toda paciencia y deseo de instruir. (T.P. Aleluya.)
V. Predicó al pueblo la penitencia y la reconciliación con Dios. * Con toda paciencia y deseo de instruir. (T.P. Aleluya.)

Laudes

Benedictus, ant. El se puso en pie, increpo a los vientos y al lago y vino una gran calma. Y les dijo: ‘Cobardes! ;Qué poca fe! Ellos se preguntaban admirados. ¢Quién es éste? ;Hasta el viento y el agua le obedecen! (T.P. Aleluya.)

O bien, especialmente con canto: ant. ¡Señor, sálvanos que nos hundimos! Mándalo tu, Dios, y se hará una gran calma.

Oración
Oh Dios, que por el bienaventurado Pedro ayudas de modo especial a los que corren peligro en el mar; concédenos, por su intercesión, que brille siempre la luz de tu gracia como faro en las tormentas de nuestra vida para que podamos arribar a] puerto de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Vísperas

Magnificat, ant. Jesús recorría todas las ciudades aldeas, anunciando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. (T.P. Aleluya.)

O bien, especialmente con canto: ant. Llama a los jornaleros y págales el jornal, dice el Señor. 

La oración como en Laudes.

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