Del Evangelio según San Mateo (27, 27-30)
Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él.
Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo. Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: «Salud, rey de los judíos».
Y escupiéndolo, le quitaron la caña y con ella le golpeaban la cabeza.
Palabra del Señor.
«El amor hasta el extremo es el que confiere su valor de redención y de reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a todos en la ofrenda de su vida»
CIC, 616