La intención de Santo Domingo al fundar la Orden responde ante todo al reto de la realidad, con la que se enfrenta. Su intención esencial y fundamental es la de dar vida a un grupo de hombres consagrados a la predicación de la verdad, en respuesta a la difusión del error y de la herejía. Pero, aquí se unen por una parte los elementos constitutivos de su personalidad y, por otra, la acción de la Iglesia, de la jerarquía, a la cual él estaba íntimamente unido.
Otro influjo de su persona, su intención como fundador se ve enriquecida por elementos como éstos:
• Su antigua y ardiente compasión por los pecadores, su celo visionario hacia los paganos y lose lejanos (los cumanos), y sus ansias por salvarlos.
• Su convicción de que ni él ni su grupo de predicadores alcanzarían los resultados, si no se dispusieran a ir al encuentro de los herejes con clara actitud de pobreza, humildad, penitencia evangélicas. Esto, al contrario de los precedentes predicadores, aún pontificios.
• Su formación canonical y por consiguiente se decisión de hacer de su grupo de predicadores una comunidad de hombres marcados por la oración litúrgica, por la contemplación, por las observancias no propiamente monásticas, pero regulares.
• Su opción por una comunidad de hermanos, unidos en la caridad.
• Su convicción de tener que formar a sus hermanos con una sólida y continua preparación doctrinal, bíblica y teológica.
• Su confianza en el valor de la predicación de la Palabra de Dios.
Como influjo de su visión de la Iglesia, la intención de Domingo será la de poner a su Orden de Predicadores como colaboradora de la misión episcopal de predicar. Los primeros hermanos serán con él, predicadores al servicio del Obispo y de la diócesis de Tolosa.
Pero, aquí su adhesión a la Iglesia incidirá sobre su intención de propagarla hasta horizontes para él insospechados. Es el Papa quien le propone actuar en el ámbito de la Iglesia universal, mientras que él sólo pensaba en una diócesis.
Honorio III, al aprobar la Orden, ve a los hijos de Domingo «evangelizando por el mundo el nombre de N. S. Jesucristo»
(texto tomado de la Constitución fundamental O.P.). Así fue, pues, la grande y leal apertura de Santo Domingo a la jerarquía de la Iglesia. Esto tuvo como efecto la dilatación y la mayor extensión de la Orden en el mundo.
Cardenal Lucas Moreira Neves O.P.